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El Método de los Objetos que Migran

El valor de los objetos que se mueven contigo cobra más sentido cuando vas por tu segunda vida, porque sabes que sólo hay una. Este artículo es un paseo sobre materialidad y vínculo emocional. Además, hay un método para seleccionar los objetos que migran.

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Al migrar el valor de los objetos que se mueven contigo cobra más sentido cuando porque vas por a buscar una oportunidad en tu vida. Este artículo es un paseo sobre materialidad y vínculo emocional. Además, hay un método para seleccionar los objetos que migran.

Sobre migración

Migrar significa irse con tus vainas -objetos- a residenciarse en otro lado, mudarse, hacer «otra» casa en un espacio vacío de recuerdos, nuevo en experiencias, lejano del habitual. Migrar significa desmantelar la habitación o, en muchos casos, la casa en donde sentamos el hogar. Significa bajar la cantidad de pertenencias, aligerar la materialidad que envuelve la vida. Me pregunto ¿Cuántos closets quedaron vacíos? ¿Cuántas gavetas ya no guardan recuerdos? ¿Cuántos carros están varados? ¿Cuántos equipos apagados? ¿Cuántas medias sin su par, sin su verdadero par?

Sobre objetos

Llámenme materialista. ¿Y cómo no?, si mi profesión se dedica a la creación de objetos, a la tangibilidad de las ideas, a los procesos que dan pie a soluciones. El diseño industrial maneja las dimensiones funcionales, perceptivas y emocionales de los objetos. Soy materialista, no por engreída y acumuladora, sino por diseñadora.

Spoleir alert, estos párrafos pueden ser densos.

Aquí me detengo y me pongo el blazer de profe, porque un poquito de «Teoría de La Forma» no caería mal. Debemos tener en cuenta que la interpretación objetual denota la propiedad física de un objeto, proveniente de un proceso de síntesis que tridimensionaliza una idea a través de formas y materiales, y que configura un acercamiento del objeto a la(s) persona(s) por medio de su uso y función.

En «El Diseño, el Objeto y la Comunicación» Carmen Pérez Cardona puntualiza en la relación cercana que tenemos los seres humanos con las cosas que creamos o adquirimos.

El ser humano cosifica su mundo, dando soluciones a necesidades de diferentes tipos, esta objetualización lleva a respuestas tangibles e intangibles, donde los objetos se originan en los procesos de transformación dados sobre la naturaleza física del mundo, donde el universo natural es referente por su variedad de formas, materiales y modelos.

La objetualidad, desde mi punto de vista, no queda sólo en el aspecto denotativo del objeto, que sería la función, sino que también contempla el aspecto connotativo: el de la expectativa, el concepto, la ideología; que abre paso al vínculo emocional. Cuando el objeto trasciende la dimensión material y la funcionalidad práctica, se carga de significado y logra ser un colector de vivencias que pone en manifiesto su alma, es entonces cuando nos encariñamos con nuestras cosas.

Bajando el nivel de densidad en 3, 2, 1.

Valentín Muro, un curioso de estos tiempos, le dio por explicar «cómo funciona encariñarse con cosas«, comenta que:

Bastante difícil nos es negar que gran parte de nuestras vidas gira alrededor de aquellas cosas que recordamos, de las que hoy nos rodeamos y usamos, y de aquellas que deseamos. Tan central es lo material en nuestras vidas que es quizá la primera vez en la historia en que somos tan conscientes de lo que implica tener tantas cosas, usar tantas cosas, tirar tantas cosas.

Su texto me tocó el alma, la de migrante y la de diseñadora de productos. Me hizo reflexionar sobre cómo elegí los objetos que me parecían imprescindibles al mudarme de país. La elección me tomó alrededor de un mes, de tanto escoger dejé un baúl lleno de «casa por rehacer», porque en paralelo desmantelaba mi apartamento, mi «nido» como le suelo o solía llamar. Fue parte del proceso de desarraigo, me iba de un lugar que empezó con un colchón inflable y tuvo su clímax con una bola disco; un espacio con rincones llenos de alegrías y decepciones, de amores, aventuras e ideas. Un espacio plenamente mío. Y aunque no le tengo temor al cambio, me dio una sensación de vacío dejar mi nido.

Sobre migrar con objetos

Migrar, además de lo señalado, significa llevar a cuestas los objetos que acompañan en este nuevo camino. En el Manual Cortito para Newly Migrantes puntualicé que hay que escoger muy, muy, muuuy bien las pertenencias que harán ese tiempo más fácil, más cómodo, más llevadero e incluso hasta más económico los primeros meses. Al menos eso es lo que creo.

Me han preguntado cómo hice para meter en un equipaje una parte de mi vida. Para hacer corta la respuesta: tomé lo elemental, lo mejor en calidad y lo que me daría vida. Me hice la idea de vivir en una casa rodante y en eso se basó mi elección. Puro cariño y razón.

Una vez que relaté mi experiencia, fui tentada por la curiosidad. Quise saber qué objetos fueron escogidos al emigrar, con esa información me dio por identificar un patrón. Aún sigo recolectando datos/relatos, porque la gente al hablar de sus objetos, habla de sus vidas, de sus despedidas, del desprendimiento.

De los relatos recibidos sobre migrar, los cuales agradezco, y de la capacidad de síntesis que el diseño me ha hecho desarrollar, me dispuse a crear un método que facilite la selección de los objetos que migran, sin intenciones de ser la Marie Kondo de las maletas. A ver, que no todas las personas tienen la oportunidad de viajar por turismo, estudio o mudanza al exterior, antes de migrar de la forma que estamos migrando, a los co~azos, sin mirar para atrás y dejando casi todo.

Aunque pensándolo bien, este método no se limita a la migración, también aplica cuando te quieres emancipar de tu padres o de esa relación que ya no más.

Método de los Objetos que Migran

Normalmente decidir irse del país no es una decisión que se toma de un día para otro, por eso:

  • Calcule al menos dos semanas para organizar el equipaje de ellos dependerá la cantidad de objetos a escoger parar migrar.
  • Cerciórese qué cantidad de maletas y peso que le está permitido llevar.
  • Tome una libreta y empiece a apuntar.
  • Los tipos de objetos que se han de incluir en el equipaje han de ser los mejores que se posean, los que estén en mejor estado y que tengan un sentido utilitario, productivo y/o emocional. Estas son las tres dimensiones que he identificado. Ejemplifico con mis cosas.
  • Utilitarios: los que cumplen una función cotidiana en especifico. La prensa francesa para hacer café, el paseador de mi perro, un juego de sábanas, el abrigo de invierno.
  • Productivos: los que se utilizan para hacer una labor en particular. Las herramientas de dibujo, la computadora, el set para hacer pan.
  • Emocionales: aquellos que tienen un lazo afectivo. Esos cuatros CD´s, la camisa que hizo mamá, mis ilustraciones.

Para seleccionar la ropa debe tener en cuenta el clima. Yo que vivía en Mérida, me acostumbré a la eterna primavera, pero ese no es el común denominador. Debe:

  • Escoger la ropa y el calzado adecuados para el clima y/o los cambios de estación.
  • La indumentaria apropiada para la actividad laboral que quiera o vaya a hacer.
  • Mínima cantidad de ropa con máximo de combinaciones posibles. El Proyecto 333 de Cortney Carvey puede ser un buen referente.

Apunte en la libreta los tipos y cantidad de cosas que necesite. Los objetos seleccionados serán en función de las actividades que no sacrificaría aún cuando se habla de una nueva vida:

  • Las que hace por oficio o profesión. Por ejemplo, yo diseño, por lo tanto necesito mis herramientas informáticas, mis ideas en papel, el libro de Management del Diseño, mis títulos y mi outfit de Design Director.
  • Las que le producen placer. Amo dibujar y montar bici, por eso metí marcadores, que son mis herramientas preferidas para ilustrar; aunque no logré sacar mi nave de tracción a sangre, sí me traje el bolso en donde cargo a Luka, mi perro, en los paseos en bici y la ropa adecuada para entrenar.
  • Aquellos objetos que le parecen indispensables. Yo hago pan e intento cocinar como la madre arquitecto, entonces no dudé en traerme: un delantal de jean muy cool, la prensa francesa que es lo máximo aún con el vaso quebrado, las tazas de las miles de conversaciones con café, las de medir, par de espátulas, el set de cuchillos, los platos y la crepera. ¡Ah! y obviamente, un sacacorchos porque el vino es ¡salud!

Por mi parte, fui muy meticulosa al escoger, me visualicé en un motor home; perro, peroles y yo en caravana, hacia un territorio en el que den ganas de (re)hacer casita.

Esto es elemental para organizarse y poder visualizarse un poquito más blindado con el mini arsenal de objetos que migrarán. Hay quienes no se llevaron sus objetos de valor, y hoy aún les brota una lagrimita. Eso o haberte llevado pocas cosas, como suele pasar, hace ser más práctico y encontrar la versatilidad en lo que se tiene.

De indagar y escribir, hasta método me salió, porque de qué sirve puro relato si no hay acción. Espero sea útil.

Me queda claro que: el valor de los objetos que se mueven con uno cobra más sentido cuando vas por tu segunda vida, porque sabes que sólo hay una. Esos objetos pueden ser parte de esa ancla en tiempos de tanta incertidumbre.