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La cocina es todo un mundo, y ha evolucionado tanto como el ser humano y sus crisis. Un vistazo al legado que nos dejó Margarete, la mujer que diseñó la cocina Frankfurt, el modelo que estandarizó este espacio.
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Cosas de la cocina
La cocina no ha sido siempre como la conocemos, y muchos de los que están leyendo se lo imaginarán. En la cultura latinoamericana, de donde vengo, la cocina es el sitio de reuniones donde no importa el olor (o más bien, importa mucho), el tamaño o incluso el mobiliario. En esta cultura llegamos directo a la cocina y de una preguntamos «¿En qué ayudo?».
Pues les confieso que pensaba que esa conducta era en todos lados, pero cuando fui a Francia, entendí que no era así. Cuando llegas a visitar a alguien allá, la comida ya está lista, ya no hay por dónde ayudar ni nada qué hacer, sino sentarse con una copa de vino (l’apéro, pues) a compartir y esperar la hora de la comida. Cosas de la cultura francesa 😊. También viví una experiencia bastante distinta en la casa de una japonesa, donde te reciben, te invitan a la cocina y quedas tú a cargo de ese berenjenal de platos por hacer. ¿Saben qué? A veces dan ganas de ser japonesa, para ser anfitriona y no tener que cocinar. 😅
La cocina es todo un mundo, y ha evolucionado tanto como el ser humano y sus crisis. Si bien la cocina nace por la necesidad de cocinar el alimento, también se vuelve un espacio de reunión familiar, especialmente en aquellos días de invierno donde se buscaba calor frente al fuego. La cocina, a pesar de su evolución, se mantuvo por mucho tiempo «el salón», un espacio inmenso, junto a la actividad comer, almacenar alimentos, reunirse. Hay que apuntar que entre los romanos y los griegos revolucionaron el mundo de la cocina, porque incluyeron el hierro, la madera y el vidrio, y además fueron quienes se dedicaron a estandarizar los utensilios y empezar a optimizar todo lo relacionado con cocinar.
De allí que, años después, a una austriaca, cansada de que la cocina nos quitara tanto tiempo a las mujeres, y no se nos permitiera siquiera pensar en salir a trabajar, decidió convertir la cocina en un pequeño salón con área suficiente para algunos metros de mesón, espacio para almacenar la comida, lavarla y cocinarla. ¿Qué cambio, no?
La cocina Frankfurt la diseñó una mujer 😮
La cocina venía evolucionando en cuanto a tecnología, pero no dejaba de ser una gran sala que se diluía con el resto de la casa. No había fronteras ni límites entre uno y otro espacio. La cocina, por supuesto, era liderada por mujeres, donde en el mejor de los casos tenías una de apoyo porque de lo contrario, eras tú misma la que criaba, limpiaba la casa y encima cocinaba. ¡Ups, creo que no ha cambiado mucho eso!
La esencia de la cocina sería un triángulo funcional, estudiado y optimizado entre tres actividades que hasta el día de hoy prevalecen: lavar, preparar, cocinar. Se llamó «La cocina Frankfurt», porque se diseñó como parte de un proyecto de viviendas unifamiliares y de interés común hecho en la ciudad alemana de Frankfurt. La idea aparte de optimizar tiempos en ejecución, era bajar costos para poder vender a precios asequibles. Estamos hablando de una crisis habitacional en 1926, donde se necesitaban viviendas para la clase obrera, al final de la primera guerra mundial.
Pero a Margarete Schütte le salió el tiro por la culata, pienso yo. No estoy muy segura de que al día de hoy funcione la cocina como ha sido diseñada en 1926. Digo, la cocina mejoró en cuanto a tecnología, rapidez, pero perdió la esencia de la reunión familiar o con amigos, los momentos de tertulia. Las mujeres empezaron a sentirse aisladas y confinadas en su propia casa, y eso, posiblemente, no era el objetivo de la cocina Frankfurt.
Gracias Margarete Schütte-Lyhotzky
Para mí, si hay algo que recalcar en todo ésto, es que la cocina se volvió el punto de encuentro entre la arquitectura y el diseño industrial. La suma de un espacio habitable, mobiliario que complementa y la idea de una cadena de producción de una industria que va desde los utensilios que se usan hasta las comidas que se preparan. Margarete se enfocó también en la materialidad de la cocina y sus elementos. Usó el azul para la mesada y los cajones para ahuyentar las moscas, el roble para el envase de la harina y así ahuyentar los gusanos, madera de haya para las mesas y así evitar grietas y manchas. Su legado, además, nos deja un espacio optimizado, donde consigues gavetas para guardar harinas, granos, materia prima para la elaboración de los alimentos, y hasta gavetas para la basura, todo involucrado bajo los mesones, con el fin de optimizar tiempo y espacio; y eso, de cualquier manera también se agradece. Por eso digo, gracias Margarete Schütte-Lyhotzky, linda labor.
Ahora, con esta pandemia, la cocina vuelve a ser relevante y necesita ser transformada. Se ha retomado hacer comida en casa y se ha vuelto a reunir la familia entorno a la cocina. Como suele pasar, el acto de cocinar y las crisis van de la mano. Mira el video de la evolución de la cocina.
En este blog nos hemos dedicado a divulgar el diseño hecho por mujeres, te recomendamos que pases por la categoría dedicada dedicada a la reivindicar el rol las mujeres en el diseño y la arquitectura.
Referencias: