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Los diseñadores (industriales) somos parte importante del desarrollo productivo de un país, de ahí se explica que los mejores institutos, estudios y profesionales en el área se encuentren en países potentes en sus industrias.
Lamento decir que Venezuela, mi país, se escapa de ser potencia, muy por el contrario los indicadores muestran la depreciación de la industria manufacturera criolla. No hay diseño (industrial), entendido como tal, sí no hay un aparato económico, social y productivo que respalde el desarrollo de productos y servicios.
Venezuela está llena de creativos de ser actores sociales ávidos de generar alternativas que impulsen la economía. Hoy día lo que tenemos en el país son respuestas basadas en fundamentos de diseño que se adecuan a la escasez latente.
El diseño de producto venezolano se caracteriza por ser de series cortas y temporales, por usar aquellos materiales y métodos productivos a los que con dificultades se tienen accesos; el diseño es exhibido humildemente por sus propios ejecutores llenos de orgullo; el diseño incluso llega a ser un mero título obtenido en una universidad, pues se hace difícil vivir de expectativas.
El diseño no es parte del sistema actual, el diseño no ha sido tomado en cuenta, no se manifiesta y la misma situación lo relega. El diseño no forma parte de un país monoproductor y monoexportador. El diseño forma parte de las sociedades del conocimiento, que dada la actualidad venezolana está en riesgo su procreación.
Mi afirmación de «No hay diseño (industrial), entendido como tal» en base a la última revisión de la definición de diseño hecha por ICSID, en la que desacuñó la especificidad y lo generalizó.
El diseño es una actividad creativa cuyo objetivo es establecer las cualidades multifacéticas de los objetos, procesos y servicios así como sus sistemas y sus ciclos de vida vitales de forma total.
Por lo tanto, el diseño es el factor central para la innovación y la humanización de las tecnologías y un factor crucial para el intercambio cultural y económico.
Todos los apellidos del diseño andan afectados por la falta de movilidad del país. El arquitectónico está atascado en redes de cemento retenidos, el urbano está atascado en un desenfreno motorizado, el gráfico está atascado en la falta de suministro de sustratos… y así todos los diseños venezolanos andan tímidamente deambulando en los canales creativos, contenedores de un energía potencial incalculable, que cuando explote Venezuela vibrará con sus creaciones.
Muchos nos preocupa el porvenir de nuestra profesión, por ello algunos nos unimos a generar un documento en el que se explica la importancia de la disciplina como herramienta fundamental en el desarrollo de la nación.
Haré de conocimiento público con el permiso de los autores, esos planteamientos realizados en momentos de escasez política y que exhibe una posición política muy clara. Que dicho sea de paso su definición ha sido desvirtuada enormemente, por lo que me permito parafrasear el concepto más cercano a la mejor realidad posible.
La política es una actividad de la rama de la moral que se ocupa de resolver los problemas concernientes a la convivencia colectiva de una sociedad libre
Culmino diciendo que los diseñadores somos políticamente correctos y por ello debemos hacer cumplir nuestra ética.
Sean cómplices de este documento, con la clara intención de ser participes en una sociedad justa e innovadora. Sean participes del progreso del país haciendo lo que sabemos hacer: DISEÑAR
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Este documento tiene licencia para ser compartido y difundido siempre que se haga mención a sus autores: D.I. Omar Guerra. (oguerra@gmail.com / @guerraalfonzo), D.I. Carolina Pérez. (carolinapuerta@gmail.com / @carolapuerta), D.I. Oswaldo López (eidosve@gmail.com) y D.I. Viviana Moreno Troconis. (viviamt@gmail.com / @latroconis).